Cuando en 2017, el ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) Kenneth S. Rogoff, profesor de políticas públicas en Harvard, publicó un libro llamado «Reduzcamos el papel moneda«, en el que hacía un llamamiento a acabar progresivamente con los billetes para reducir la corrupción, la evasión fiscal, el tráfico de drogas y la economía sumergida apostando, en su lugar, por la tecnología, se entendieron sus razonamientos como un plan para hacer desaparecer gradualmente el papel moneda, con el fin de dar un mayor control a las autoridades monetarias ante temas de tan difícil solución como la economía sumergida o el mercado negro de diversas mercancías.
Quizá fue o no casualidad que en enero del 2019, el Banco Central Europeo dejó de emitir billetes de 500 euros, aunque no haya una fecha para su retirada de la circulación. En este sentido, se prevé que el billete de 200 euros no tardará demasiado en seguir este camino. La explicación es limitar las facilidades que los billetes de alto valor nominal ofrecen a las operaciones de corrupción o de tráfico de mercancías prohibidas. Es decir, de actividades delictivas. Ver información ofrecida por el BCE sobre el euro digital.
Por otro lado, también es sabido que la existencia del papel moneda puede entorpecer la política monetaria debido a que los inversores acumulan efectivo, lo que limita el efecto de las políticas. Sin embargo, paralelamente a la desaparición del papel moneda, se abre la vía para el nacimiento de las monedas digitales, entendiendo éstas como monedas controladas por los gobiernos, no por entidades privadas, como podría ser la libra de Facebook.
El Euro Digital del BCE
Y es en este sentido en el que quizás se muestre un encaje al documento publicado por el Banco Central Europeo «Report on a digital euro«, de octubre de 2020, en el que se habla de un eventual lanzamiento de un euro digital. Y que serviría como respuesta, tanto a las monedas lanzadas por empresas privadas (como libra), como al anuncio del lanzamiento de la moneda digital china.
Siendo, por tanto esta la respuesta europea para frenar a «los proveedores de pago extranjeros», así como «al dinero digital extranjero».
En ese informe se expone que el planteamiento del BCE no es otro que preservar «la independencia estratégica de la UE», reforzando el papel del euro a la hora de atraer a inversores extranjeros. Esto quiere decir que el nacimiento del euro digital está más ligado a aspectos de carácter político, directamente ligados a la soberanía y a la competencia entre Estados, que a una necesidad real del mercado.
Para entender lo que sería un euro digital hay que partir de que éste no sería una nueva divisa, ni un criptoactivo, ni siquiera dinero bancario, y de que para el consumidor no va a existir diferencia a la hora de realizar sus pagos o cobros; la principal característica de este euro consistirá en la eliminación de intermediarios entre el BCE y el ciudadano.
Dinero interno y externo
Cuando realizamos un movimiento con el dinero que tenemos en nuestras cuentas del banco, la mayor parte del mismo ha sido «creado» por la propia entidad bancaria (dinero interno), gracias al efecto del llamado multiplicador bancario. Es decir, los saldos de nuestras cuentas en esos mismos bancos están mayormente formados por dinero creado por la banca a través del multiplicador monetario, lo que significa que sólo una pequeña parte del dinero que utilizamos forma parte de la base monetaria (dinero externo). El efectivo también formaría parte de esta base monetaria. Ver explicación del dinero del propio BCE.
El objetivo sería sustituir este efectivo por un euro digital creado por el banco central directamente y puesto a disposición del ciudadano. El euro digital pondrá a disposición de todo el mundo un «dinero electrónico público», permitiendo a la gente abrir una cuenta directamente con el banco central, sin intermediarios. Hoy, solo los bancos privados (y otras contadas instituciones financieras) tienen acceso a ese tipo de dinero electrónico a través de las reservas que guardan en el banco central.
Desaparición del dinero en efectivo
Aunque se afirme desde todos los estamentos de la Unión Europea que el euro digital no pretende sustituir al efectivo, lo cierto es que, en su implantación, por cada uno digital que se emitiera, se retiraría uno físico. Y lo cierto es que la tendencia en la sociedad es a digitalizarse cada vez más, con lo que es una verdad incuestionable que el uso de métodos electrónicos de pago se está generalizando cada vez más, en detrimento del uso de efectivo.
No obstante, este proyecto aún se encuentra en ciernes y quedan muchas preguntas por responder. ¿Cómo se accederá a este euro digital? ¿Se les permitirá a los ciudadanos abrir directamente una cuenta digital en el BCE, lo que podría, en la práctica, significar otro golpe más para la banca? ¿Si se diese el caso, se aplicarían a esta cuenta bancaria tipos de interés negativos, como los actuales? ¿Hasta qué punto supondrá una amenaza para el papel intermediador de la banca tradicional?
Deja un comentario
Disculpa, debes iniciar sesión para escribir un comentario.