En 2014, en Francia, nació la cuenta Nickel con un nuevo concepto que implicaba una nueva misión. El proceso de «desbancarización» (que hoy vivimos en nuestro país) estaba llevando a que muchas personas tuvieran dificultades para acceder a servicios financieros, debido al cierre de oficinas con el proceso de concentración bancaria.
Así, la cuenta Nickel nació para atender a sectores de la la población con dificultades para acceder a la banca tradicional. Cualquier residente en Francia, persona física, mayor de edad y a partir de los doce años (con autorización de un representante legal), ya podían disponer de un servicio de banca mínimo que permite domiciliar recibos, enviar y recibir transferencias con países de la Unión Europea (sistema SEPA) e incluiría una cuenta bancaria y tarjeta de débito Mastercard. Lo que no se permite son ni descubiertos ni operaciones de crédito.