Cuando en 2017, el ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) Kenneth S. Rogoff, profesor de políticas públicas en Harvard, publicó un libro llamado «Reduzcamos el papel moneda«, en el que hacía un llamamiento a acabar progresivamente con los billetes para reducir la corrupción, la evasión fiscal, el tráfico de drogas y la economía sumergida apostando, en su lugar, por la tecnología, se entendieron sus razonamientos como un plan para hacer desaparecer gradualmente el papel moneda, con el fin de dar un mayor control a las autoridades monetarias ante temas de tan difícil solución como la economía sumergida o el mercado negro de diversas mercancías.

Quizá fue o no casualidad que en enero del 2019, el Banco Central Europeo dejó de emitir billetes de 500 euros, aunque no haya una fecha para su retirada de la circulación. En este sentido, se prevé que el billete de 200 euros no tardará demasiado en seguir este camino. La explicación es limitar las facilidades que los billetes de alto valor nominal ofrecen a las operaciones de corrupción o de tráfico de mercancías prohibidas. Es decir, de actividades delictivas. Ver información ofrecida por el BCE sobre el euro digital.

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