El peligro más importante para un cliente al pedir dinero a préstamo para comprar su vivienda habitual es que por el importe solicitado, el plazo o las condiciones financieras, se endeude de forma excesiva o imprudente y no pueda pagar en un futuro las mensualidades hipotecarias. Esta prudencia a la hora de pedir una hipoteca debería tener su equivalente en la otra parte, el banco prestamista que concede cientos de miles de euros a una familia, a cambio del pago de unas comisiones, gastos e intereses, a devolver a décadas vista. Un banco prudente concedería hipotecas de forma responsables, es decir, a clientes que razonablemente van a poder pagar la hipoteca y en unas condiciones que así se lo permitan.
La tasación es uno de los factores que determinan si una hipoteca se ha aprobado con criterios de riesgo prudentes o si la hipoteca está mal concedida. Sin tener en cuenta otros factores muy relevantes en el análisis de riesgo, podemos simplificar afirmando que una hipoteca por encima del 80% del valor de tasación es un préstamo concedido con menos prudencia que una hipoteca que no supere el 80% de tasación. Y si el banco concede una hipoteca al 100% de la tasación o incluso más, como hacían entidades financieras tipo GMAC en los albores de la crisis, concediendo hasta el 120% de la tasación, está claro que los indicios de que la hipoteca ha sido mal concedida son claros.
Uno de los fundadores de Enfintech.com y economista de referencia a nivel nacional en materia de finanzas personales, Pau A. Monserrat, acaba de dar su punto de vista sobre las tasaciones demasiado elevadas en el medio de comunicación El Confidencial. En el artículo titulado ‘El BdE reclama prudencia a las tasadoras por el ‘boom’ de los precios de la vivienda‘ el economista señala como una práctica cuestionable que los bancos limiten los préstamos hipotecarios al 80% de la tasación de los inmuebles que se ponen en garantía, pero sin embargo lleguen a conceder hipotecas al 100% más gastos inflando las tasaciones. No dejan de hacerse trampas jugando al solitario, como opina Pau A. Monserrat, pero con el riesgo para la sociedad de que asuman riesgos ocultos que después acabemos pagando todos en un nuevo rescate bancario.
Sea una hipoteca de un banco o las futuras hipotecas fintech, la prudencia, la información y la responsabilidad deben anteponerse a cualquier otro condicionante, tanto del prestamista como de los prestatarios.
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