La educación financiera relacionada con el sector tecnofinanciero o fintech cobra especial relevancia desde el momento que ayuda no solo a que los consumidores y usuarios tomen decisiones financieras acertadas, sino también para que sean hábiles en el manejo de las nuevas tecnologías y formas de contratación fintech.

En el vídeo que encabeza el artículo hago una serie de reflexiones sobre la importancia de la educación financiera y la necesidad de adaptar los contenidos a la nueva realidad fintech y al conocimiento y experiencia de las nuevas generaciones, en el marco del Edufinet Congress 2019,  II Congreso de Educación Financiera de Edufinet, con el lema «Educación Financiera para una sociedad en transformación».

 Educación financiera fintech

La educación financiera que se plantea a la generación milenial poco tiene que ver con la que diseñaríamos para generaciones posteriores o para los más jóvenes. Como defendí a el Congreso, las nuevas generaciones tienen una relación con la tecnología muy diferente, conocimiento que en todo caso no les protege ante la complejidad y riesgos de los productos financieros.

La educación financiera de base, por otro lado, es muy mala en todos los colectivos, lo que supone una dificultad añadida para después entender conceptos más avanzados relacionados con las tecnofinanzas.

Los contenidos, además, son esenciales para verdaderamente impartir una información útil y atractiva. Nuevos conocimientos como los sesgos cognitivos que influyen en nuestras decisiones financieras, los neobancos o las criptomonedas, y antiguos que hay que aprender a explicar de forma interesante, como el sentido y naturaleza del dinero o los tipos de interés.

La crisis reputacional de la banca y de otras instituciones tras la crisis financiera de 2007-2008 tendrá un efecto paradójico en los nuevos consumidores financieros: si no me puedo fiar de los bancos para invertir mi dinero, si nadie es de fiar, asumiré más riesgos ya que no distinguiré una entidad regulada de un chiringuito financiero. Un sesgo de riesgo de «ignorantes financieros» es un cóctel explosivo.

Educación financiera y tecnofinanciera como herramienta para cometer menos errores a la hora de invertir y pedir dinero.