Con un crecimiento poco menos que exponencial, la fintech de origen sueco Klarna sigue extendiendo su actividad por medio mundo. Ahora le toca el turno a España tras haberse establecido en 17 mercados de Europa y Norteamérica y en Australia, abriendo oficina en Madrid, para ofrecer sus servicios financieros tanto a empresas como a clientes finales.
El servicio principal de esta empresa es asumir y gestionar los pagos de los clientes finales, proporcionando una intermediación entre comercio y comprador que elimina el riesgo para el vendedor y permite facilitar las condiciones de pago para el comprador. La empresa opera con licencia bancaria europea desde 2017, siendo una de las primeras fintech europeas en obtenerla, y entre sus accionistas figuran inversores tan diversos como como Visa, el grupo de moda Bestseller o los fondos Sequioa y Permira.