El fenómeno de las FinTech fue percibido, desde su nacimiento, como una vía destinada a competir y desestabilizar el sector bancario mediante la creación de nuevas formas de trabajo con el cliente introduciendo un concepto nuevo en el sector bancario, como es la desintermediación, algo que, en principio, choca de frente con la misma esencia de la banca tradicional, los grandes mediadores en el mercado financiero. ¿Es amor u odio lo que sienten los bancos tradicionales y el sector FinTech?
Las FinTech están modificando de forma relevante la relación entre los usuarios y los productos bancarios, convirtiendo el mundo financiero en algo cada vez más accesible para los clientes, quienes demandan servicios más innovadores. Muchas entidades de crédito han sabido valorar la importancia de factores tan importantes como la evolución casi desbocada de las tecnologías de la comunicación y su aplicación al mundo financiero. Por otro lado, también influye, y mucho, la desafección que la banca tradicional ha despertado en un amplio sector de la población tras la crisis económica.
Así, muchas entidades se han puesto en marcha para acelerar su integración digital: adquieren de forma acelerada tecnología, capacidades y talento para incorporar lo a su negocio, de tal forma que muchos expertos hablan de un proceso de «fintegration«, en referencia a la estrategia de compras e inversiones en startups protagonizada por los bancos para acelerar su transformación digital.
Y es que, aunque las FinTech cubren todavía una parte mínima del mercado, lo cierto es que su nivel de expansión está siendo importante, de modo muchas entidades de crédito han decidido fomentar la colaboración entre banca tradicional y FinTech con el fin de reinventar los procesos e infraestructura que están en el corazón de la banca y provocar mejoras más decisivas en la industria financiera.
En España, la entidad más activa con el compromiso de la “fintegration” es, sin lugar a dudas BBVA, que desde hace un tiempo compagina el desarrollo propio con la compra de startups para posteriormente integrarlo todo en su esquema de negocio.
Así, la adquisición de Openpay, una startup mexicana de pagos online o la startup finlandesa Holvi (un servicio bancario online para empresas), no hace sino continuar el camino emprendido en 2.011, y que tuvo su punto de inflexión en el 2.014, con la adquisición de Madiva Soluciones (una startup especializada en big data) y Simple, un banco móvil que, según BBVA, «ha cambiado la forma en que las personas gestionan su dinero en Estados Unidos».
El Santander tampoco se ha dormido en esta carrera por la innovación. Mediante el fondo de capital emprendedor Santander InnoVentures, dotado con 200 millones de dólares, en noviembre de 2016 anunció una inversión en PayKey, una startup que permite hacer pagos a través de WhatsApp, Facebook Messenger o Twitter. Asimismo, el fondo invirtió en diciembre en Tradeshift, una plataforma para empresas especializada en logística, servicios administrativos y financieros. Aunque una inversión más relevante que éstas fue la de Kabbage en 2016, que permitió a Santander UK lanzar un servicio para pymes.
En cuanto a Bankia, ha centrado sus esfuerzos en colaborar con el ecosistema de emprendedores a través de proyectos de aceleración e incubación como Bankia FinTech by Innsomnia, ubicada en Valencia; o Bankia Accelerator by Conector.
El caso es que estas pequeñas e innovadoras empresas han llegado para quedarse, y las entidades de crédito que no se adecuen a los nuevos tiempos acabarán desapareciendo. Seguramente no se tratará de una desaparición de la banca tradicional, pero lo que sí es cierto es que ésta tendrá que reformularse. Las entidades que no reaccionen a tiempo ante esta revolución tecnológica, serán las escogidas para la extinción.
Según un estudio publicado por la auditora PwC, el 45% de los bancos ya mantiene acuerdos o alianzas colaborativas con empresas tecnológicas, y un 82% espera seguir firmando colaboraciones. En ese mismo estudio el estudio, Raquel Garcés consultora estratégica de PwC manifiesta que «el efecto disruptivo de las FinTech no sólo está impulsando la creación de nuevas alianzas, sino que está redefiniendo el modelo de negocio de las entidades financieras tradicionales. Especialmente en lo relativo a la integración de las nuevas tecnologías, a la manera de trabajar y resolver problemas y al establecer relaciones y dirigirse a los clientes«. Esto sólo significa una cosa: los bancos necesitan de la innovación que las FinTech les brindan mientras que las éstas necesitan de la experiencia de los bancos.
En EnFinTech se pueden localizar, comparar y elegir, dependiendo de las necesidades, entre los casi dos centenares de empresas dedicadas a las finanzas que aprovechan las últimas tecnologías, muchas de las cuales se enmarcan dentro de la industria crediticia, con la concesión de préstamos P2P, los minicréditos o el crowdfunding. Las plataformas de pago y de cambio de divisas también han ganado terreno en este ámbito.
Pero el sector financiero no es el único que se enfrenta a un cambio de modelo: le sigue de cerca el sector Seguros, que comienza a mirarse en el espejo de las FinTech ante la amenaza de lo que ya se conoce como InsurTech. ¿Habrán aprendido lecciones de la banca?
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